top of page

Permanecer

Permanecer, es una serie creada a partir de la intervención de fotografía de archivo familiar y fotografías creadas a partir de elementos encontrados. Indaga sobre la memoria, la pérdida, lo transitado, el enlace entre el pasado y presente.

Un clima vaporoso recorre la tierra, desvanece en un silencio ensordecedor la superficie del mundo, una desmesurada lejanía atraviesa,  un desechar constante, el tiempo del olvido, el paso de la muerte que nos aferra aún más a la tierra, ese pedazo de tierra donde todo comenzó, el recuerdo de lo que ha sido. Ahondar en las profundidades, donde se detiene el aire, se agita el pecho, y solo se cae, se recuerda, se siente, se mira en revés. 

¿Saldrá el sol mañana? Resuena entre el afán apresurado de pasos convulsos que se suspenden en el tiempo, entre la nostalgia de lo vivido, en el sueño que colapsa y se detiene ¿Se recuperarán los sueños olvidados? la irrealidad se superpone entre la vida lúcida, el reflejo de la imagen de nosotros mismos que se advierte fragmentada, fracturada, artificial, ausente, como un relámpago atrapado en este lapso, con un resplandor tan vivo y puro, y  con esa fuerza  aturdidora con la que se sostiene, persiste y resiste de la niebla, del devenir, del impacto. 

Se advierte una atmósfera densa sobre este suelo volcánico, donde la idea del reencuentro cada vez se moviliza a un lugar lejano y donde existe una separación irreversible en este tiempo de toda la vida humana, y esa será la suerte. 

Socavar en lo profundo, y encontrarse entre las sombras, en la inmensidad incomprendida, e inexplicable, el fuego en la sangre, los párpados pesados, el cuerpo dividido, los signos turbios, el pulso sombrío, donde aún se insiste, se persigue, aún lejos, se confía. 

Se abrazan las cenizas en el horizonte, el encuentro del duelo, lo inesperado, el límite entre el habitar y lo fugaz, las fronteras del cuerpo y el contacto, aquello absoluto donde se reconoce al otro, en el tiempo y el espacio; pues existe una memoria que está más allá del tiempo porque se integra en sentimientos y valores eternos, y sobrevive en el transcurrir de la vida como un ancla en lo profundo del trayecto, que nos impulsa y nos mueve en la deriva de este viaje.

Queda resistir, a esta lluvia de meteoritos, a ese bostezo por donde entra el universo de a poquitos y ve lo desconocido y se inclina a observar el límite donde todo alberga, a esos oscuros ríos que vuelve al recuerdo sustrato, al agua inolvidable y silenciosa, al fondo que se oculta pero permanece, a todo aquello que se agita en la herida, en el fuego, en las cenizas, en lo olvidado que todavía se advierte, al río que es tránsito, memoria y oscuridad.

bottom of page